Erótika, exótika, psicopátika.Tríptico clásico “franquiano”: Necronomicon/ Venus in furs/ Eugenie

Pequeña incursión en la selvática filmografía del legendario Jesús Franco, uno de los más personales, incomprendidos y peor conocidos directores españoles. Perpetuo emigrante de la cámara, marginado vocacional y «cinerreico» absoluto, mucho más que “caspa y ensayo” (término “chèz” Franco al igual que ese demoledor, lúcido y cabroncete: “cine de paleto lento”), autor genuino de no pocos logros reales sepultados por el infame grueso de la parte final de una carrera despeñada por el subproducto más impresentablemente «amateur», pero poseedor de un buen puñado de títulos divertidísimos (su larga etapa «pulp» de los sesenta) o crudamente derivativos y desvergonzadamente «exploit» pero asaeteados de verdadera genialidad intermitente. jessfrancoAdemás de refulgentes gemas sinuosas, envenenadas de perversidad, radicales e imposibles en las que brilla el auténtico talento y el «corpus” autoral de Jess Franco, una serie de obsesiones eróticas, malsanas, culteranas y populares con libérrima sintaxis musical y la absoluta libertad creadora por bandera. Siendo las tres aquí reseñadas, más la anterior «Miss Muerte» (fundacional en muchos aspectos), la excepcional «Las Vampiras» (asombrosa mixtura de muerte, sangre, erotismo sáfico y desbarre musical repleto de ideas prodigiosas y presidido por la  inconsciente belleza de Soledad Miranda) o esa coda terminal que fue «El sádico de Notre – Dame» la más radical exposición de los fantasmas “franquianos”, destartalada y despiadadamente autoparódica. Desde luego no son para todos los públicos y se pueden atragantar, pero muestran a las claras el verdadero talento y el particularísimo sentido del cine de un director necesitado de una revisión que se aleje tanto del paternalismo chistoso que disfruta choteándose del infracine más zetoso que devora gran parte de su filmografía, como de la cegatona, alobada y «fanzinerosa» adoración acrítica que reivindica en bloque y alucina sin discernir el grano de la paja.

SuccubusGirl, you’re on my mind

Necronomicon (Succubus, Geträumte Sünden)

Año: 1967

País: Alemania

Fotografía: Jorge Herrero

Música: Friederich Gulda, Jerry van Rooyen

Guión: Jesús Franco

Reparto: Janine Reynaud, Jack Taylor, Howard Vernon, Adrian Hoven

79 min.

En teoría la historia de una diablesa que no recuerda su verdadera naturaleza excepto cuando comete sus tropelías en pleno trance erótico, pero en realidad un film por completo onírico y desembozadamente surrealista, con más en común con las vanguardias artísticas que con cualquier tipo de cine narrativo. Alucinado y narcótico uso de un ritmo con raíces en los fraseos jazzísticos y en el lenguaje del cómic (especialmente influenciado por Guido Crepax mítico autor de «Valentina», como ya señaló el fundamental Carlos Aguilar) y por completo ajeno a cualquier gramática ortodoxa, por momentos incluso, una especie de «cine automático».succubus_poster_01

Rebosante de simbolismos, sexo «sadiano» (quizás la mayor influencia del director), fetichismo, ideas por riadas (tantas que muchas se pierden y otras superan el talento de Franco como director o los límites del presupuesto) y referencias mil (especialmente toques de Welles, para bien en esos obsesivos picados y contrapicados o en un barroquismo que vuelve extraño cualquier decorado y de Godard para mal,con esas cargantes palizas metalingüísticas y torrenciales citas cultistas que aturullan e irritan más que otra cosa), a la vez gratuita, chapucera y sofisticadísima, adornada además por una genial «performance» de la marmórea y altiva Janine Reynaud (una de las inolvidables «Labios Rojos» aquí en un «rol» bien distinto), bien secundada por el habitual del “fantaterror” patrio Jack Taylor y con la breve pero icónica presencia del gran Howard Vernon, dupla indisociable y casi fetiche del director.

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Venus in furs (Paroxismus)

Año: 1969

País: Alemania/Italia

Fotografía: Angelo Lotti

Música: Manfred Mann & Mike Hugg

Reparto: Maria Römh, James Darren, Barbara McNair, Klaus Kinski, Dennis Price

81 min.

Un trompetista que perdió la gracia de la música encuentra el cuerpo de una mujer arrastrado por las olas, la vio morir un tiempo antes, la volverá a reencontrar dos años después.

hermosa como un incendio
hermosa como un incendio

Especie de “noir” mental que funde pasado y presente, alucinación y onirismo rampante, dentro de una trama de venganza de ultratumba y obsesión erótica, que desparrama fetichismo, lisergia y chapuza a partes iguales, un conglomerado barroco y subyugante, libérrimo y personalísimo, un prontuario del universo fílmico de Franco, en el que la sintaxis de la música sustituye a cualquier ortodoxia cinematográfica, que en sus mejores momentos logra un ritmo hipnótico, en el que el montaje fluye con precisión (antológica la escena del asesinato/seducción de Dennis Price usando los espejos para crear una sensación psicodélica y por completo soñada ) y la repetición de motivos e imágenes adquiere el valor de un estribillo o un fraseo al que se regresa y marca la pauta.

Repleta de referencias a Sade (como casi siempre, esos burgueses perversos y aburridos que defenestran a la protagonista por el mero placer de hacerlo) y préstamos de su previa “Necronomicon”, en cambio el robo a Sacher-Masoch y su “La venus de las pieles” no va mucho más allá del fantástico título y una breve secuencia, en la que la anti-heroína tortura/excita a colgado de los brazos Kinski, vengandosé  así de su propio martirio.205104_1020_a2 Adictiva banda sonora del grupo Manfred Mann (además se puede ver al propio Franco tocando en un par de momentos), presencia de la gran voz negra Barbara McNair y del también cantante James Darren (intérprete con algún éxito «sixties» como aquel muy «wall of sound», «Because you’re mine«) como el atribulado protagonista o de secundarios tan gratos como Margaret Lee o ese imprescindible Kinski, pero sobretodo una personificación alucinante de la excepcional Maria Röhm, una de las actrices fetiche de Franco que aquí ejecuta una exhibición fascinante, gélida, hierática, implacablemente seductora. Lástima que la pobreza de medios y las servidumbres del estilo improvisatorio del director (aficionado a saltarse el “raccord” y ferviente amante del montaje directo), amén de esas imágenes carnavaleras descaradamente mangadas de algún documental turístico de a perrona, impongan que el film sea lo que realmente es, la ensoñación de una obra maestra en la que Lilit vuelve a parecer sobre la arena y un hombre se contempla a si mismo muerto, pero no una obra maestra.

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Combinación de rojo, blanco y negro. La perspectiva imposible, René Magritte meets Orson Welles

A las muchachas virtuosas

Maria Röhm como Madame de Saint-Ange. Maestra y guia
Maria Röhm como Madame de Saint-Ange. Maestra y guia

Eugenie ( Eugenie…The story of her journey into perversion, aka: La isla de la muerte)

Año: 1970

País: Alemania, Gran Bretaña

Fotografía: Manuel Merino, Juan Amoróa

Música: Bruno Nicolai

Guión: Harry Alan Towers según la novela del Marqué de Sade «La filosofía en el tocador«, 1795

85 min.

Un cuento cruel sobre la perversión y destrucción de la inocencia, dentro de un juego de superioridad moral y filosofía del mal como orden superior, ejercido sobre la candorosa figura de la joven Eugenie por un par de libertinos y una caterva de adoradores del dolor liderados por un alucinado Christopher Lee que aparece durante los ceremoniales leyendo al divino Marques con su imperial voz. Supone uno de los más logrados títulos de entre la ingobernable filmografía de Jesús Franco, siempre moviéndose entre la sofisticación conceptual y lo zarrapastroso, pero cristalizando aquí en una elegancia dadivosa y extrañamente pegajosa, envolvente y peligrosa a un tiempo, donde, al fin, cristaliza el impulso “sadiano” que obsesiona al autor, tras el patinazo que supuso la lujosa y equivocada adaptación de “Justine”.

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do you remember your first time?

El resultado es una película de excepción, una escalada malsana de depravación, que comienza en el jugueteo inocente para culminar en la ritualización del crimen y la muerte, con una protagonista ambiguamente aquiescente, a la que interpreta maravillosamente Marie Liljedahl con una mezcla de falso pudor e inconsciente atractivo, por completo desarmante.  El papel de tentadores guías por el camino de la degradación recae en un dúo de habituales de Franco, los extraordinarios Maria Rohm y Jack Taylor, de viscoso atractivo serpentino, que realizan unas interpretaciones de altura, ayudando a transmitir el aire progresivamente denso e incómodo, imposible de ignorar y malignamente turbador.

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Dolmancé nos acompañará desde aquí

Lástima de una banda sonora espantosamente hortera (excepto la canción central) con guiño sin gracia a la familia Telerín, y todo que rompe el encanto por momentos. Porque el resto resulta memorable, con un clímax final enloquecido que lleva al personaje femenino a la cumbre para luego despeñarlo, abandonarlo, corrupción y castigo, el triunfo de la “ley natural” como orden auténtico y la inutilidad de la bondad en cualquiera de sus términos.

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