«Nuevos planes, idénticas estrategias»: El horror de Frankenstein, los mitos chocando contra los 70

A petición popular (dos personas y yo mismo) reincido en el universo “Hammer Films”  tratando además de dar cierta coherencia interna a las tres entradas, interconectando “Sangre sobre la tumba de la momia” como exponente del estilo más explícito en todos lo órdenes que se impondría en esta década, con los títulos sobre el Barón de Fisher. De tal modo este “El horror de Frankestein” aparece como una pieza perfecta para explicar esta nueva “Hammer”, es un ”remake” del fundacional “La maldición de Frankestein” de 1957 en el que se trata, del mismo modo que se hace en la gran mayoría de las cintas setenteras de la productora, de llevar a los mitos a una segunda modernidad, es decir, mientra los films originales eran el resultado de  la modernización de la mítica del terror que había impuesto la “Universal” estos segundos son el siguiente paso, la “Hammer” vista por la “Hammer”, en un ejercicio revisionista que implica autoconsciencia (eran ya una marca, una manera de hacer) y necesidad de reinventarse para avanzar con el mercado.

Además la película resulta ser el primer trabajo a la dirección del excepcional guionista Jimmy Sangster, que fue pieza fundamental en esplendor de “la casa del terror” durante la década anterior y encargado ahora de su puesta al día. Sangster  reincidiría en la dirección otro par de cintas, también con el gran Ralph Bates, “Lust for a vampire”(1971) que se regodea en el erotismo sáfico en salto de cama que había originado la notable “The vampire lovers”(1970)  y “Miedo en la noche”(1971)  que retoma tardíamente el terror/suspense psicológico que el mismo Sangster inauguró en la estupenda «El sabor del miedo»(1961) dirigida por el prematuramente fallecido y muy talentoso Seth Holt.

El horror de Frankenstein (The horror of Frankenstein)

Director: Jimmy Sangster

Año: 1970

País: Gran Bretaña

95 min.

Fotografía: Moray Grant

Música: Malcolm Williamson

Guión: Jimmy Sangster y Jeremy Burnham

Reparto: Ralph Bates, Kate O’Mara, Veronica Carlson, Dennis Price, Jon Finch

La película nace con esa voluntad ya explicada de revisitación de la seminal “La maldición de Frankenstein” adaptándolo a esta nueva “Hammer” (re)naciente de los setenta que abandonaba el suntuoso goticismo y la perversidad estilizada en beneficio de un estilo visual más mortecino y menos colorista, una explicitación agresiva de las constantes erótico-sanguinolentas de la productora y un humor negro bien apreciable que supone el punto de mayor interés y distinción de la película, convirtiendo el horro en comedia grotesca. La película se resiente de una estética coyuntural y de un feísmo un tanto vulgar (aunque no faltan los aciertos, como el Barón mirando a sus compañeros y viendo los órganos que le hacen falta) pero a cambio ofrece una virulencia asombrosa en la presentación del protagonista al que Ralph Bates presta su inigualable genio, creando una personaje totalmente diferente al de Cushing, un enfoque casi de choque generacional (algo en lo que se reincidiría en la época, por ejemplo “El poder de la sangre de Drácula” que dirigió también en 1970 el interesante Peter Sasdy, al que traeré de paseo), un joven egoísta, un “angry young men” convencido de su absoluta superioridad en todos los ámbitos, desde el intelectual al moral , pasando claro por el amatorio, magnético y falto de cualquier escrúpulo, cuya maldad e indiferencia a todo lo que no sea el mismo no parece conocer límites, desafiante con la autoridad y sexualmente depredador y que se debate en el clásico dilema entre la rubia angelical, la maravillosa Veronica Carlson, y la morena viciosa, Kate O’Mara y sus irresistibles ojos que acaban siendo merendola sexy para el monstruo de turno (al que interpreta David “Darth Vader” Prowse) en una escena especialmente despiadada, que ya es decir.

Un diletante de la maldad, aristócrata hedonista y cruel que usará a la criatura con total sangre fría, un bicharraco fascinante al que la pose y el rictus de asco y desprecio universal de Bates mezclado con su evidente chispa de ingenio maléfico sienta como un traje a medida.

El resultado es un film que merece bastante mayor crédito del que habitualmente se le concede y que sin ser uno de los títulos cumbre de la “Hammer” de los 70, si presenta no poca originalidad en su insistente cinismo y en esa oscura comicidad (antológico el final con la niña), dejando por el camino buenos destellos de puesta en escena y además reservando un bienvenido papelillo para el singular (y “franquiano”) Dennis Price como extravagante ladrón y comerciante de cadáveres al por menor.

6 Comentarios Agrega el tuyo

  1. mepi dice:

    Es realmente curioso lo que hizo la Hammer en los 70, reinventarse adaptandose a la cosmogonía estética que imponía dicha década. Otra muestra de lo que expones en el post ocurre con «Dracula 73» que no es más que la adaptación setentera de la magníca saga iniciada en los 50 y continuada en los 60. El acierto de este caso en concreto fué mantener en los roles principales a Cushing y Lee. Francamente curioso esta reinvención de la Hammer en torno a sí misma, aunque me quedo con sus visiones primerizas de Dracula y Frankestein.
    Invito a Quimérico a exponernos su parecer teniendo en cuenta su magnifico bagaje «hammeriano» en comparación con mi sucinto saber sobre este tema.
    PD.Te lanzo una sugerencia para más adelante. Echale un vistazo a las tres pelis de la Hammer que tiene como protagonista al personaje de Mircala o Carmila y cuyos titulos no recuerdo ahora (ayúdame Quimérico) y date/danos el gusto de comentarlas como trilogía en sí.

    1. esbilla dice:

      Hombre, la diferencia es que Drácula 73 es más bien malucha, cuando no mala a secas, y esta tiene más mondongo. Pero si, todo cambió y se hizo a conciencia, la Hammer sabía que los tiempos eran otros y sometió a sus mitos a un remozado completo que incluía un cambio hasta de actores y de tipologías, no solo de estéticas y de estilos. Los 70 entraron con fuerza y cardados para ellos y ellas, trajeron mucha morralla pero también diversión y alguna que otra obra maestra como «Doctor Jekyll y su hermana Hyde», una joya que eleva el pastiche a la categoría de arte y no es de extrañar teniendo detras al gran Brian Clemens guionista en jefe de «Los Vengadores». Las que dices son «The vampire lovers», «Lust for a vampire» y «Twins of evil», que normalmente y no se muy bien por qué se engloban como una especie de tríptico y si ciertamente las dos primeras son evidente derivación la una de la otra, con vampiresa elegante y mucho salto de cama, la tercera no tiene nada que ver y el nombre de Mircalla se usa para dar colorido únicamente. Además esta es verdaderamente estupenda (y estará por aquí a no muy tardar pero tampoco quiero convertir la cosa en monomanía) con un John Hough explosivo dando suelta al erotismo y la sanguinolencia, mientras que las otras dos tienen un aire muy distinto, «The vampire..» esta bastante bien desprende cierta sofisticación e Ingrid Pitt ayuda lo suyo pero la otra es endeble aunque tenga sus cosillas. Quedan como futuribles para un programa doble.

  2. mepi dice:

    Pues yo creo que «Dracula 73» es floja pero no mala. Evidentemente dista mucho de ser un buen producto de la Hammer pero siempre es un lujo y un placer hacer coincidir en una misma peli a Cushing y a Lee. Me quedo con el principio de la peli, esa lucha de Lee y Cushing sobre el techado de un coche de caballos desbocado.
    Pero evidentemente, sobre gustos ya sabes….y más en cine.
    Esperando seguir leyendote mucho tiempo………Mepi.

    1. esbilla dice:

      Eso y Caroline Munro, claro. Su escenita en el altar es memorable (al igual que ese enérgico comienzo) pero la película comete un error de base que es el sacar a los personajes de su ambiente, esa especie de «Drácula goes swinging London» chirría cosa mala. Pero vamos, puede resultar hasta simpática según el día que la veas, te lo concedo.

  3. cerebrin dice:

    Hombre, comparada con la posterior «Los ritos satánicos de Drácula», «Drácula 73» casi parece una obra de arte. Pero siendo sinceros, a mí también me parece malucha siendo misericordes, por mucho que Cushing esté como siempre soberbio. Pero es que ni el guión ni la realización están a la altura de las circunstancias y el producto se nota que es muy coyuntural. Esas escenas musicales sin venir a cuento, ese Drácula que necesita de esclavos para que le traigan víctimas… En fin, que como no sea por ver el cuerpazo que se gastaba la Munro poco aliciente tiene.

    En cuanto a la peli protagonista del post, estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. Es un título que muestra tanto las virtudes de Sangster como guionista como sus defectos como realizador. Y eso que, siendo sinceros, probablemente sea su mejor película en este último campo… Por cierto, ya que lo citas, ¿para cuando un artículo sobre las uniones dentro del terror psicológico entre Sangster y Freddie Francis para la Hammer? 😉

    1. esbilla dice:

      Tengo un par de cosas breves en Filmaffinity sobre El sabor del miedo y El alucinante mundo de los Ashby que están pendientes de ampliación. Veremos, veremos…
      Los ritos satánicos…es para llorar. Esteticamnte aberrante y argumentalmente absurda al relacionarsela con Drácula. Como capítulo de alguna serie de la época tendría un pase, como film sobre el inefable Conde y con Lee y Cushing encima, no, nada de nada.

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