Clásico oculto que ya casi es el más conocido de entre los clásicos ocultos, el film perdido que resulta que todo el mundo ha visto y sobre el que Tarantino arrojó su luz al convertirlo en uno de los fetiches de ese monumental díptico que es «Kill Bill». Film que no solo actúa por si mismo sino que se erige en enciclopédico tratado sobre el “cinema bis” en el que el autor lleva a la cumbre sus postulados del sampler cinematográfico, exhibición impúdica y entusiasta de referentes y robos, reciclaje pop del que nace una obra por completo nueva y única.
Pero al contario que muchas películas que basan su descomunal prestigio en el hecho de su difícil acceso o que se crecen en la leyenda contada por los entusiastas y engordada por la oscuridad, “Thriller-en grym film” si resulta un trabajo poderoso y memorable. Un título de no poca radicalidad que toma un género en boga, uno particularmente resbaladizo como el “rape & revenge” (prometo traer en breve “I spit on your grave” una cinta de esta corriente pero que la supera por diversos planteamientos y soluciones) para retorcerlo con una mezcla de reflexión y necesidad. Es decir gran parte de sus logros no nacen tanto de la película en si, como de sus circunstancias: la pobreza presupuestaria afila el ingenio visual y el peaje que se paga para buscar la rentabilidad económica y que se basa principalmente en arrimarse al “S” redunda en beneficio de la cruda sordidez tonal. Un película que nace de esta manera como una excrecencia intimidante en medio del mundillo “blandiporno” sueco del que se vale con descaro pesetero al utilizar como reclamo a su ultracarismática protagonista, esa Christina Lindberg que había hecho fortuna como modelo en todo tipo de publicaciones y “starlette” de calentorros títulos del pelaje de «Exposed, 1971», “Maid in Sweden, 1971″, o “Anita, 1973” , todos de considerable éxito y que la habían llevado incluso a trabajar en un par de películas en Japón, una de ellas la divertidísima chaladura “Sex & Fury, 1973” (que anda por aquí) donde azotaba con deleite a la estupenda diva local Reiko Ike. Pero a la vez que usa en su beneficio a la fantabulosa Lindberg añade una ambición interna nada despreciable y un percutante sentido de lo incómodo, una agresividad sin concesiones tanto estilísticas como argumentales que además
provocan un echo curioso y este seguramente si buscado: la total des-erotización de los cuerpos y las acciones (aunque paradójicamente la iconografía que adopta el personaje termine por tener un claro componente fetichista), frente a la habitual alegría desnudista de la Lindberg (y del “S” en general) se opone una mirada que literalmente la convierte en un pedazo de carne o en un recipiente. El sexo es mostrado sin pudor pero sin ternura (recordar que la versión integra incluye insertos «hardcore» que NO están protagonizados por ella, por mucho que los habitualmente desinformados mentideros internetiles se emperren el vocear lo contrario, de hecho abandonó el cine mientras se encaminaba a rodar con el pionero y maestro de “X” setentero Gerard Damiano y este trataba de que actuase en las escenas porno), un “show” repulsivo y gélido como follar mármol, algo perfectamente expresado a través de la planificación en perpetuo plano medio con la cámara prácticamente inmóvil en un encuadre sin miramientos.
El resultado es un film brutal y sulfuroso, de cortante sequedad y (feísta) rigor estético, una joya a la vez hiperrealista y abstracta, especie de versión «arte y ensayo» de las películas de venganza en la que veremos una verdadera puesta en escena del horror mundano que no ahorra nada en cuanto a lo gráfico y casi táctil de su progresiva desolación interna, perfectamente (y quién sabe si involuntariamente también) lograda a través de un despojamiento total y de una cámara despiadada y escrutadora que mira siempre frontalmente a la protagonista absoluta del relato. Un dispositivo que mantiene al espectador un punto separado del drama, potenciando la impotencia y la aparente indefensión de la heroína durante la primera y evitando el regodeo violentista en la segunda. Una frialdad que beneficia el resultado final alejándolo para bien de las más sanguíneas y para-fascistas manifestaciones del sub-género y dejándonos a nosotros al mismo tiempo en una posición como espectadores realmente extraña; ni estamos dentro ni fuera, solo podemos mirar.

Ella logra hacer todo creíble, consigue que el absurdo funcione. Lo atropellado se vuelve estilizado, lo vulgar, cierto. Tras encomendarse al altísimo (de igual manera lo hará la protagonista de “I spit on yor grave” o a su modo el Jack el destripador de Alan Moore en “From Hell” y de igual manera otros tantos, porque antes del viaje definitivo hay que purificarse) todo recomenzará y la que antes estaba tirada ahora estará en pie. En fin, un largo clímax final en el que Bo Arne Vibenius (ayudante de Bergman, y esquinadamente bergmaniana resulta ser esta canción de venganza, del que solo conozco un film más: “Breaking Point” un desquiciado trabajo sobre el “angst” de un oficinista violador en serie en el que la alucinación es indiferenciable del resto, todo presidido por un humor negrísimo y de una sordidez insoportable y este si, ya directamente porno) estira las acciones y comprime las transiciones hasta cerrar con una duelo puro western en el que la impávida protagonista, a estas alturas ya está más allá porque es pura leyenda, enterrará a su captor y torturador hasta el cuello, del cual sujetará una soga que irá atada a un caballo que pace. Ella se sienta, por primera vez en este tercio final, y espera que se acabe la hierba. Bíblico.
Thriller-en grym film (They call her one eye, Thriller-a cruel picture)
Director: Bo Arne Vibenius
Año: 1974
País: Suecia
104 min.
Fotografía: Andreas Bellis
Música: Ralph Lundsten
Guión: Bo Arne Vibenius
Reparto: Christina Lindberg, Heinz Hopf, Despina Tomazani, Per-Axel Arosenius, Solveig Andersson.
Punto final. Ya sabes que hice mi reseña hace algún tiempo de esta extraño film de violación y venganza y poco que añadir a tu estupendo artículo. Pieza angular de este sub-género y sin embargo distitnto a todos los demás.
Grande la Lindberg… La añoro en tu cabecera 😉
Saludos
Si,yo un poco también. Pero Papá Noel está de lo más agresivo y no atiende a razones.
Por lo demás, nada que añadir, tu reseña anda escondidad en un enlace del artículo y me parece estupenda. Es efectivamente un título raro a la vez exploit puro y duro y experimentaismom de a perrona. Usa la iconografía para retorcerla pero sin dejar de ofrecer lo mismo, esta rodada con el género/contra el género. Yo creo que por esto sorprende tanto a todo el que la ve, sencillamente no esperas que sea así.
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