Saldo una deuda contraída aquí mismo con el rescate de uno de los títulos menos reconocidos de Mario Bava, que si ciertamente no es uno de sus mejores trabajos, por razones tanto de cambio de época como de pobreza de recursos o de la misma manipulación del material, resulta ser un verdadero compendio y revisión de obsesiones desde una óptica lo mismo (auto)irónica que arrebatadoramente onírica.
Me refiero, claro esta, a “El Diablo se lleva a los muertos” o “Lisa e il Diabolo” en su título italiano y no “The house of exorcism”, pese a ser parcialmente la misma. Y esto merece una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a dar.
El acreditado como co-director en algunas bases de datos, Alfredo Leone (productor y guionista que colaboró con cierta frecuencia con el autor) limitó su labor sobre esta película a añadir «a posteriori» diversos insertos rodados al estilo de “El exorcista” y a perpetrar un remontaje realizado para aprovechar miserablemente el éxito de la cinta de Friedkin y así re-estrenarla bajo ese título de “The house of exorcism”: el resultado colocaba a Elke Sommer poseída en un sanatorio y la historia de “Lisa e il Diavolo” funcionaba como el delirio resultante de esta.
El film original, o lo más cercano al original, está editado en España por Filmax dentro de una colección llamada DVD Bizarro y es por tanto 100% “baviano”, para bien o para mal. Sobre este material está realizada la reseña aquí presente.
“El diablo se lleva a los muertos” es, incluso sin todas estas alteraciones, una película irregular e incluso desaprovechada, la historia es fabulosa pero Bava había perdido gran parte de su genio formalista, cayendo rendido al imperio del “zoom” y a la fea estética setentera que contrastaba con el hipnótico pictoricismo de su absorbente obra de la década anterior.
El film además, tarda demasiado en arrancar, pero que cuando lo hace compensa sobradamente la paciencia del espectador con una inmersión arrebatadora en los dominios del inconsciente y en el imaginario más decadentista del autor, el gran Mario Bava. Alterada tras ver una vívido fresco protagonizado por el diablo y el posterior encuentro en una almoneda con un hombre que es su vivo retrato (Telly Savalas divertidamente irónico comentado constantemente los vaivenes de la trama y acompañado ya de un maniquí que, como luego sabremos, es/representa al personaje de Santoni y simboliza el caracter del personaje como guía entre mundos), una muchacha(la guapa Elke Sommer, claro) se extravía del grupo con el que hace turismo por un Toledo progresivamente amenazador y fantasmagórico (Bava puebla la imagen de perspectivas forzadas y efectos distorsionantes, ahora burdos, ahora sofisticados) hasta dar con sus huesos en compañía de un extraño trío formado por un matrimonio y su chofer (vestidos, atención, con una ropa que se corresponde a una época distinta al estilo contemporáneo que luce la protagonista, lo que ya da una sutil pista sobre la naturaleza
fantástica y soñada de la región en la que vamos a entra) en una mansión habitada por una desquiciada familia de la que Savalas es mayordomo (con chupa-chups incluido, en estúpido guiño a «Kojak» que desgraciadamente nadie se resistió a introducir) y con la bella protagonista confundida con la amante reencarnada del desequilibrado hijo de la anfitriona.
A partir de aquí las reglas de la lógica quedan abolidas, entrando en un territorio situado en el corazón del sueño. El cromatismo imposible, no tanto en la luz en esta ocasión aunque también, como en el vestuario y en la decoración, un interiorismo portentoso y recargado que redunda en un barroquismo escenográfico y un romanticismo delirante puramente necrófilo (¿con guiños a Riccardo Freda?) en el que el erotismo mórbido y las
reglas alteradas de lo onírico se adueñan de la función.
Aparecen con singular fuerza (y no poco sentido burlesco) algunas de las constantes simbólicas de Bava, como esos personajes-pelele, figurantes de una dramaturgia absurda que ya son directamente reciclados en unos maniquíes recuperados de la fundacional «Seis mujeres para el asesino» y que aquí ejercen de siniestro coro y de «leit-motiv » estético. De tal manera Bava regresa al gótico pero desde una óptica diferente, análoga a esa “Bahía de sangre” en la que trituró el “giallo” por el método de la reducción al absurdo, agitando nuevamente el género dentro de un “huis clos” burlesco que no se perdona ni del humor negro ni de la violencia gráfica.

Cuenta además con un reparto óptimo, incluyendo nada menos que a Alida Valli, inolvidable en «El tercer hombre» y aquí ciega anfitriona que guara oscuros secretos, a Espartaco Santoni, presencia carismática e intérprete muy por encima de lo que se le suele conceder (no hay más que verlo en la imprescindible «Ceremonia sangrienta») o a la siempre bienvenida Sylvia Koscina, explícitamente ultimada en esta ocasión.
El invento se completa con una banda sonora más bien rara (uso de «El concierto de Aranjuez» incluido) y el lastre de cierta dejadez e incluso un punto de mal gusto insólito (el “flashback” es particularmente doloroso) en un director como Bava acostumbrado a crear magia con lo mínimo y poseedor de un sentido estético difícilmente descriptible. Eso sí, la secuencia final con Elke Sommer despertando desnuda y cubierta de hojas secas, con la mansión, ahora totalmente desierta, tomada de manera imposible por la vegetación se cuenta entre las más bellas jamás rodadas por el director, que aun tiene tiempo para una coda que parece sacada de «The Twilight Zone”: la heroína tomará un avión de vuelta a casa solo para darse cuenta de que sus compañeros de viaje son los maniquíes de la gente que conoció la noche anterior y el piloto, nada más y nada menos que el mayordomo Leandro, el Diablo “in person”.
Pues una reseña que muestra el amplio conocimiento que tienes sobre la figura de Bava. Yo esta la tengo algo perdida en la memoria pero sí me acuerdo que por momentos me parecía dirigida por el mismísimo Jesús Franco. Recuerdo que no me disgustó del todo aunque es curioso que siempre me olvido que la dirigió el gran Mario.
Ahora quiero ponerme con El Sabor de la venganza antes de leer tu reseña anterior.
Un saludo
Hombre,muy agradecido. Sobre Bava y parafraseando al grandísimo entrenador del Nottingham Forest doble Campeón de Europa, Brian Clough: no se si es mi director favorito, pero está en el Top 1.
No te arrepentirás con la de Romero Marchent, es un clásico, Y manténte alerta que habrá novedades sobre el maestro Aguilar,…suspense, suspense.
Romero Marchent siempre me ha parecido un director muy infravalorado. Te vas a reir, pero de jovencito disfruté lo que no está escrito con su «Curro Jiménez» y pelíoulas como «Garringo» me resultan muy interesantes. Lo dicho. A ver sdi termino de conseguir la de El sablor de la venganza y ya comento algo.
Me tienes en ascuas con lo de Aguilar. Que emoción!
¡Qué reir!,en todo caso sonreir con complicidad y nostalgia. «Curro Jiménez» era estupenda, me encantaba de pequeño y no hace mucho la volví a ver en una reposición y se aguantaba bastante bien.Es una serie que rebosa profesionalidad, honestidad de género y la voluntad de lograr una equivalencia puramente española con respecto a western. El bandolerismo se ha explotado poco en el cine español y es una pena porque resulta de lo más atractivo y encima puramente autóctono.Forqué tiene una estupenda titulada «Amanecer en puera oscura» y Vajda (gran director sistematicamente ninguneado, hasta «Marcelino, pan y vino» es una joya que respira pureza narrativa y honradez sentimental)dirigió otra llamada «Carne de horca», que no he visto pero que cuenta con referencias inmejorables.
Sobre la operación «A»,revelaré que se fragua entre bastidores un verdadero acontecimiento de proporciones bíblicas (por su extensión) que amenaza con colapsar la paciencia lectora de los cuatro gatos que venís por aquí. Ya sabes: confidencial, en voz baja y muy muy secretito.
Yo no he visto la famosa «Amancer enpuerta oscura» pero desde luego te recomiendo encarecidamente «Carne de horca». Pro claro ¿qué voy a decirte si Vajda es mi director de cine español favorito(por muy húngaro que sea) , Berlanga aparte?
En cuanto a Curro Jiménez (y ya que estamos de confidencias) marcó tanto mi niñez que 25 años después incluso me empeñé en contar con uno de sus actores (el que más simpatías provocaba entre la chiquillería), Álvaro de Luna, para uno de mis trabajos.
Curioso además que compartamos tambien adoración por Carlos Aguilar. Pa mí que somos de la misma quinta XD
Y volviendo a Bava, tambièn es udirector que me parece prodigiosos en cuanto a la elegancia de su realización, aunque yo siempre lo he tenido en 2ºlugar después de Fisher, imagino más que nada porque conozco más el trabajo de este último y porque sus trabajos con Cushing siempre me han emocionado profundamente.
Poco conozco de Bava, aunque lo que he visto me ha gustado. Pero he leído unas palabras mágicas y son «Curro Jimenez». Esa serie creo que marcó a tres generaciones, la de nuestros abuelos (mi abuelo idolatraba la serie), la de nuestros padres (mi madre suspiraba por un galán de su edad como entonces era Sancho Gracia) y la nuestra (yo veía la serie junto a mi abuelo delante de la estufa y apoyado en su hombro). No la he visto desde niño y no me importaria revisarla.
Creo que este es el único blog de cine que me produce nostalgia familiar y personal.
Muy agradecido, por esas palabras. Este cine tiene esa cualidad paradójica: nació como popular y se ha vuelto minoritario. La diversión sin mayores complicaciones convertida en objeto tanto de culto, como de reflexión teórica. Encima con la cualidad de despertar recuerdos sentimentales unidos a la nostalgia que no es la añoranza del pasado sino de la infancia o la juventud.Es decir cuando sentimos esa melancolía no la sentimos con respecto al tiempo sino a nosotros mismos.
Seguramente compartimos edad, el año de gracia de nuestro señor del 1979 es mi fecha de expedición. pero me conservo requetebién.
Sancho Gracía era todo un sex symbol pero El Estudiante no causaba menos estragos.
Fisher es otro de mis preferidos, un fino estilista, un narrador prístino y un verdadero autor con un discurso sobre el horror verdaderamente profundo. En el caso de Bava yo añadó su asombrosa capacidad de puro mago de trabajar con lo mínimo.
Por cierto ¿qué es eso de trabajos con el Algarrobo?, ¿hay un cineasta entre el público?
Vaya, te creía más mayor. Es lo que se tiende a pensar normalmente de alguien que escribe con gran coherencia y dominio pleno de lo tratado. Mi año de llegada a este torturado mundo es el 1976.
En cuanto a la edad y trabajos del maestro Quimérico…….dejemos que sea él quien explique lo que quiera y hasta donde quiera.
Gracias por vuestras palabras de aprecio hacia mi persona, así como por abordar «El diablo se lleva los muertos», que me fascinó de chaval. Se estrenó en Madrid directamente en programa doble, en un cine muy cutre, «Vallehermoso», y me gustó tanto que fui tres veces en la misma semana! Quien iba a adivinar entonces que llegaría el video, el dvd… Las películas habían ue grabárselas a fuego en la memoria, porque desaparecía de tu vida la posibilidad de revisarlas. Y la idea del chupachup seguramente fue del propio Savalas, que luego la desplazó a «Kojack».
Gracias por volver Carlos,es un lujo tenerte por aquí.
Desde luego aquella copia original debía de estar masacrada a base de bien. Es una lástima que esta pelícual hallá passado por tanto manoseo, porque yo la encuentro como una de las más complejas t definitorias de la poética de Bava; onirismo rampante y disolución total de las fronteras entre lo imaginado y lo vivido, es una película-sueño con el complemento de no poca autoironía.