«Portrait of a man»: Revólver. Sergio Sollima empuja a Oliver Reed y a Fabio Testi desde las cumbres del eurocrimen

I am painting in oil, a portrait of a man
Who has taken all the heart aches,
And all the pain he can stand.
Screamin’ Jay Hawkins

Mientras hago sufrir un poco a la concurrencia con la espera de la segunda entrega de la entrevista-río a Carlos Aguilar (adelanto que será dedicada en su mayor parte a los actores y que John Phillip Law tendrá un protagonismo muy, muy especial y tierno), aprovecho para rescatar a un director y a una película que apareció comentada en la primera entrega: Sergio Sollima y esa cumbre del eurocrimen que es Revólver.

Sergio Sollima, es a la vez un ejemplo perfecto del oficio en la época y un director que personalizó con verdadero genio todos los palos que tocó en una carrera cinematográfica demasiado breve pero innegablemente enjundiosa. Comenzada en los guiones del peplum y casi finalizada adaptando a Sandokan, tanto para el cine como para la televisión, a mayor gloria del minimito erótico Kabir Bedi.

Saltando a la dirección aprovechando la corriente del spionistico que sacaba tajada de los réditos del fenómeno Bond, dejando un par de títulos muy rescatables sobre el invencible agente 3-S-3 (3-s-3 Agente Especial y Agente 3-S3, pasaporte para el infierno, ambos con el atlético Giogio/George Ardisson en el 66 y 67) y dejando marca en el spaghetti-western con solo tres cintas a cual mejor. El díptico El halcón y la presa (1967)/¡Corre, Cuchillo corre! (1969), espléndida la primera con Van Cleef persiguiendo incansable al pícaro Cuchillo hasta darse cuenta de su verdadera naturaleza como represor del sistema y nada desdeñable la segunda, ya con Milian en solitario repitiendo personaje. Entre medias una de las obras mayores del género, Cara a cara(1968); soberbio y muy complejo enfrentamiento entre Volonte y Milian, un apocado maestro venido del Este a tratar su enfermedad y que terminará por transformarse en un brutal forajido y Beuregard, aterrador bandido anarcoide que renunciará a la violencia al ver su imagen deformada.

Todos títulos donde la aventura y ciertos conceptos sobre la virilidad o la amistad masculina ya están presentes, un ideario que brillará con singular fuerza en sus dos trabajos dentro (más o menos, por aquí tambien andaría la más gialloesque El cerebro del mal de 1972 y que no conozco más allá de un score sensacional de Morricone) del poliziesco: Ciudad violenta en 1970 una curiosa y estilizada relectura de las constantes de “noir” clásico americano, con un Bronson memorable como hitman tumbado por una mujer y esta Revólver en el 73 la obra cumbre de un director de genuino talento incrustado en el mismo corazón del esplendor del género en Europa.

Revólver resulta la más perfecta y depurada plasmación de las obsesiones personales/recurrentes del autor (porque Sollima es artesano, pero no es menos autor) sobre los procesos de amistad masculina y la lealtad traicionada, Una obra maestra, tan profundo en concepto como dinámica en su plasmación.

La forma es la de un complejo thriller de cualidades paranoicas sobre un subdirector de prisiones obligado a liberar a un ladronzuelo si quiere volver a ver a su esposa (la preciosa Agostina Belli en un papel pequeño pero espléndido, con su sensual y tierna escena de presentación: de espaldas a cámara, solo a la vista unos calcetines amarillos hasta la rodilla y sosteniéndose sobre los zapatos de Reed que avanza por el pasillo camino del dormitorio), viéndose así envuelto en una conspiración desquiciante. Una anécdota mínima convertida en un viaje al fondo de una pesadilla, que hermana estilización opaca kafkiana y contundencia violenta de eurocrimen con cojones.

Antecede por mucho (y aventaja por muchísimo más) los esquema de las buddy movies que harían furor a partir de los 80. Con dos personajes antitéticos condenados a entenderse si quieren salir bien librados y reflexiona con aplomo y amargura, tanto sobre el proceso de la amistad y la identificación, como a cerca de la manipulación y la perversidad del mal sin rostro ni razón aparente.

Interpretada de modo genial por un Oliver Reed descomunal, frenético e impotente, llevado al límite y forzado más allá (un personaje a la medida de un actor tan volcánico y que le permite toda una exhibición de ese estilo interpretativo consistente en pasar de la nada a la furia en el mismo plano, una suerte de contención imposible perfecta para semejante papel) del mismo modo que la película fuerza al espectador con su tensión y ritmo, con su falta de explicaciones. Toda la trama es conscientemente opaca o más bien esquemática, solo sabremos que hay una organización poderosísima, problemas sobre la identificación de un cadáver, asesinatos socioeconómicos, estrellas del rock con extrañas vinculaciones y gangsters de pulcra elegancia y amenazadora educación y sobre todo sabremos que todos, absolutamente todos, son prescindibles.

Reed se encuentra además muy bien secundado por Fabio Testi como ambiguo delincuente, un tipo simpático y necesitado que se terminará identificando con el desgraciado ex-policía hasta el punto de ayudarlo ciegamente, incluso cuando sepa que el objetivo de todo el juego no es otra cosa que su vida. Un dispositivo sostenido por una realización admirable, con una planificación de las escenas siempre estilosa y sorprendente a la vez que pulida (ejemplares las escenas de acción y violencia, en la que nunca se recrea y con detalles dramáticos tan inteligentes como el uso de breves planos subjetivos justo antes del final, con Reed recogiendo y montando una pistola que le han dejado en medio de la calle. Lo que subraya, por su cualidad única, la identificación con el espectador en ese momento decisivo) y un uso magistral del encuadre (especialmente significativas las construcciones con la profundidad de campo donde el escalonamiento y la posición de los actores nunca es gratuita) o el tempo, que equilibra frenesí y parsimonia gracias a el uso de planos largos, duración sostenida y movimientos envolventes. Al triunfo total ayuda la fabulosa banda sonora de un Morricone inspiradísimo que redondea el resultado, una mixtura del distanciamiento francés y el nervio típicamente italiano que da como resultado un film impresionante en todos sus niveles, a la vez poderosamente abstracto y crudamente áspero, cerrado con un final demoledor, despiadado e inexorable que es puro fatalismo negro. La quiebra de la voluntad, el fracaso total del hombre, y la espantada Agostina Belli es testigo.

Revólver (Revolver)

Director: Sergio Sollima

Año: 1973

111 min.

País: Italia

Fotografía: Aldo Scavarda

Música: Ennio Morricone

Guión: Sergio Sollima, Arduino Maiuri y Massimo De Rita

Reparto: Oliver Reed, Fabio Testi, Agostina Belli, Frédéric de Pasquale, Marc Mazza, Reinhard Kolldehoff, Paola Pitagora

7 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Una grandísima crítica que también funciona como retrospectiva al autor. Revolver –vibrante– ya era una muesca en mi ídem, al igual que El halcón y la presa, pero has llamado mi atención sobre Cara a cara… me la apunto desde ya. Y a la espera quedo de la segunda parte de esa entrevista…

    1. Soberbia retrospectiva de este estupendo director. Yo supe de su existencia con «El Halcón y la presa» y descubrí con regocijo que había vida (y mucha) después de Leone.
      Esta ya la tengo en búsqueda y captura. Como para resistirse…

  2. esbilla dice:

    Desde luego es de mis directores preferidos del periodo, no tiene una carrera muy corta pero practicamente todas son buenas y esta es,desde luego,impresionante. Un ejemplo perfecto de una manera de entender el género absolutamente europea y casi por completo desaparecida.
    ¡Ah! Quimérico, en DVD la editó Filmax (de ahí la tengo yo) pero no creo que te sea facil encontrar. Mira en Warez que la tienen lo que no se es los subtítulos.
    Y la segunda parte saldrá esta tarde, pronto, en nada, casi ya.

  3. Preciso conferir esta vertente do euro-crime do senhor Sollima. Como referes, filmes como «Cara a cara» são para mim simplesmente fantásticos.

    1. Para mi, y junto con este Revolver, sus mejores películas y sendas obras maestras. Un director enorme Sollima, enorme y a descubrir.

  4. paco bas dice:

    La he vuelto a ver después de varios años y todavia me deja K.O el final. Que gran película.

    1. Para mi una de las obras maestras del cine europeo de su época.

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