«Lo encontré en una noche de fuego y ruido»: Y Dios dijo a Caín, el eurowestern gótico de Antonio Margheriti

Y Dios dijo a Caín (E Dio disse a Caino)

Director: Antonio Margheriti

1969

Italia

109 min.

Fotografía: Riccardo Pallottini, Luciano Trasatti

Música: Carlo Savina

Guión: Riccardo Pallottini, Luciano Trasatti

Reparto: Klaus Kinski, Peter Carsten, Marcella Michelangeli, Guido Lollobrigida, Antonio Cantafora, Giuliano Raffaelli, Luciano Pigozzi

Segunda vez que traigo por aquí a Antonio Margheriti, junto a Mario Bava el mejor y más definitorio director del orrore a’lla italiana de los 60. Y si la otra vez fue con Danza macabra y su autoremake, La larga noche del baile de los muertos, en lo que pretendía ser un artículo-espejo que mostrara el esplendor del género a principios de esa década y su posterior resurrección en los 70, ahora regresa con, nada menos, que la transposición de las constantes espirituales góticas al polvoriento territorio del eurowestern, transmigración genérica de singulares resultados, pocos epígonos -principalmente Oro maldito el otro gran spaghetti-western fantastique (este casi en clave crística) dirigido por inaprensible Giulio Questi para un Tomás Milian desatado o la zarrapastrosa aunque interesante Django, Il bastardo de Matteo Garrone, más que nada por otorgar a su infalible pistolero interpretado por el marmolillo Anthony Steffen (de nacimiento Antonio De Teffe) lo que ya parecen ser superpoderes- y soterrada influencia futura, como se verá un poco más adelante en la persona del gran Clint Eastwood, el autor que de modo más consistente continuó esta veta tan interesante como sub-explotada.

Lo que en teoría no pasa de ser un muy poco estimulante que da vueltas a la enésima venganza personal tan querida por el género (tanto que Margheriti lo despacha en apenas un cuarto de hora diurno que no es más que la carrerilla para lo que de verdad le interesa crear) queda transformado completamente de acuerdo con la pasión por lo terrorífico de su autor. Nace entonces un western gotizante, nocturno y ventoso, estilizado hasta el delirio y absolutamente arrebatado. Inmerso por completo en las reglas del relato de horror y de la fantasía tétrica – el héroe visitará la iglesia del pueblo y confesará al cura su misión (purificándose antes de un gran viaje, en este caso no físico sino moral) y luego usará ese mismo lugar sagrado para atraer y ejecutar a varios de los sicarios de Carsten (en un detalle impío sorprendente este matará al cura al pie del órgano), el enfrentamiento definitivo tendrá lugar entre el fuego, simultáneamente símbolo purificador y recordatorio infernal que rodea a la imagen de Kinski multiplicada por los espejos del salón donde tiene lugar el fuego (con el detalle de que el villano dispara contra su propia imagen) y cuando el mal sea finalmente vencido el imperio que sostenía se derrumbará en cenizas como una casa Usher del spaghetti-western- pero con el mérito de conseguirlo sin alterar un ápice la historia, únicamente por la fuerza de un sentido de la atmósfera y una capacidad para convocar visiones de ultratumba que nace directamente de la forma, el enfoque y la estética escogidas. Del conocimiento de unos resortes y de la inteligencia para utilizarlos de modo natural, sin estridencias, convirtiendo la deriva fantasmagórica en el curso natural de las cosas.

En consecuencia todo el tercio inicial no será más que un obligatorio desarrollo que desembocará en una clímax abiertamente irreal y preceptivamente tormentoso en el que los fenómenos meteorológicos, en este caso un tornado, aparecen como sanción casi de orden divino para con las maldades pasadas y presentes del vil personaje del cacique Acombar, interpretado por un excelente Peter Carsten (su presentación será disparando frenético sobre una serie de muñequitos mientras planea la carrera política de su hijo) aislado por una sola noche, que el tiempo que dado para cumplir la venganza (por cierto, que estará bajo la cañón un instante, mediado el metraje, pero no será ejecutado porque, obligatoriamente, tiene que ser el último, no olvidemos que el mundo de lo onírico está, en realidad, lleno de reglas). Aunque quizás no sea tanto divina como más bien una suerte de manifestación infernal a juego con el diabólico jersey rojo que luce el vengador, un Klaus Kinski absolutamente genial, ángel contrahecho de volcánica presencia fílmica, imposible mezcla de hieratismo y tensión perfecta para un personaje que es el terror mismo, la muerte encarnada. Un ente, más que un hombre, ubicuo (recorre todo el pueblo por las galerías subterráneas que lo surcan, pertenecientes  a un antiguo cementerio indio con todo lo que eso sugiera, y accede a las casas por toda suerte de portezuelas secretas que solo él conoce) y clarividente, investido de unas cualidades prácticamente sobrenaturales -aparecerá en el pueblo recortado contra el sol y totalmente vestido de negro (luego abandonará el gabán para mostrar quedarse con el mentado modelo rojo y cuando haya concluido su misión se marchará sin nada tal y como salió de la prisión en la que lo encontramos trabajando como forzado y matando sin pestañear a una serpiente de cascabel) y tras el se desatarán los elementos, cuando Carsten mencione su verdadero nombre (Gary Hamilton) una ráfaga abrirá de golpe una ventana, en otro genial detalle por tres veces cogerá un recipiente con whisky (al salir de la cárcel en la cantimplora que supuso su condenación, de una botella en la casa del médico, su único amigo, y de un vaso en el saloon cuando el hijo de su enemigo descubra la verdad) y solo lo olerá o en la antesala del fin, cuando finalmente asalte la mansión de este, su antigua amante no será capaz de verle a través de los visillos-.

Todo detalles, tanto de puesta en escena como de concepto, que delinean con elegancia la transmutación de un género en otro. La capacidad de la dirección y la planificación para transcender un origen de manifiesta vulgaridad.

Margheriti consigue con la sutileza de estos medios filtrar el terror por entre las ranuras del género en un planteamiento que anticipan las incursiones tenebristas de Clint Eastwood con la finalmente malograda Infierno de cobardes o la ya magistral El jinete pálido (no ya solo en el abierto tono fantasmal, sino en detalles concretos como la planificación del tiroteo final entre las casa laberínticas con un Predicador que aparece y desaparece como por ensalmo) e incluso en esa cumbre que es Sin perdón, que recuerda a este modesto film en su fotografía o en el ominoso clima de pesadilla de su imponente clímax final.
Evidentemente el film no está libre de algunas losas coyunturales que lastran formalmente el conjunto, desde los zooms en avalancha a los feos reencuadres que ya presagian los 70, pero deja imágenes de gran poderío simbolista: caballos al galope sin montura por en medio de las calles, tañidos de campanas que anuncian la llegada de tú hora entre reflejos y cortinajes, pasadizos subterráneos, viento y balas, el pasado como en un espectro intocable en rojo y negro. En definitiva la consecución de un pathos fatalista presente en este western bastardo con la misma fuerza, sino más, que trabajos puros como la mencionada Danza macabra o en la no menos lograda I lunghi capelli della morte, joyas que filmadas a mayor gloria de la lúgubre belleza, a la vez carnal e incorpórea, de Barbara Steele.

16 Comentarios Agrega el tuyo

  1. John Space dice:

    Y de los SW de Giulio Petroni, ?qué opinas? El otro día vi _E per tetto un cielo di stelle_, y me pareció algo irregular, pero entretenido. La banda sonora de Morricone, entre lo mejor de la película, claro.

    1. adrián esbilla dice:

      Pues que nada puedo decir, solo lo conozco de leidas y cuenta con cierto prestigio por dos títulos que ya tengo localizados pero todavía no descargados (ando al rastreo de los subtítulos) desde hace tiempo: la célebre De hombre a hombre, que pasa por ser una de las mejores del género y la muy sugerente La notte dei serpenti con el gran característico Luke Askew de protagonista.
      Pero lo que está claro es que la sombra de Leone resultó demasiado enorme y que, en realidad, el eurowestern es algo más que su cine y su indiscutible genio. Hay buen material para descubrir y un buen puñado de directores con sus puntos de originalidad y su visión sobre el género: Ferroni es uno de ellos y Margheriti es otro (aunque más allá de este garn film el resto sean bastanta malos, incluida esa delicia chorras que es El kárate, el colt y el impostor http://www.filmaffinity.com/es/review/81092500.html)

      1. John Space dice:

        ?Será _Tepepa_ uno de esos dos títulos, por un casual? Lo tengo en lista de pendientes.
        Sobre los subtítulos, no es por presumir, pero yo vi _E per tetto…_ sin ellos y lo entendí prácticamente todo. Prueba, si quieres.

  2. adrián esbilla dice:

    No coño son De hombre a hombre y La notte dei serpenti(esta ya la estoy bajando.
    Tepepa la tienen en mi videoclub pero nunca me ha llamdo lo más mínimo, pese a Welles y Milian. Será cuestión de animarse pero esl spaghetti revolucionario me satura.
    Los subtítulos son más complementarios que imprescindibles, por eso no hay problema.

    1. John Space dice:

      Le ruego me excuse. Este fondo negro, a veces, no me deja leer bien.
      _De hombre a hombre_ la tengo bajada, pero es la edición americana (_Death Rides a Horse_, creo que se llama); por alguna razón, está libre de copyright y disponible en Archive.org.

  3. adrián esbilla dice:

    Lo que pasa es que estas a cuatro cosas distintas y entre pinchar a JackHawkmoor y a Martin y andar de charleta sobre Brubaker y Batman y Robin no te me centras.
    Death..está editada en DVD (al pareder una cipia bastante buena) y salió a la venta pero era en uno de esos packs de dos y venía acompañada de no se que mierda y la dejé pasar porque en este videoclub que te digo suelen hacerse con muchas de estas colecciones, con tan mala suerte qeu no se dio el caso. Pero estar editada está. Al final la tengo localizada en surrealmoviez pero miraré en Archive.org. Para la otra la encontré hace tiempo unos enlaces a megaupload pero no recuerdo donde (en algún foro perdido supongo)y como me la recordaste me puse a bajarla. Si los quieres…
    Por cierto que yo en mi ordenador este fondo lo veo marrón/chocolate y en cambio en otros lo veo negro como tú dices.

    1. John Space dice:

      Sí, pásame los enlaces. Gracias muchas.
      El fondo, con Opera y FireFox, lo veo negro; y la fuente, en Opera, se ve pequeña aunque ponga el zoom a 150.

  4. Miguel Díaz dice:

    Hola,

    A finales de Junio tendremos en ultramundo un especial sobre los westerns de Terence Hill y Bud Spencer. Me preguntaba si quisieras hacer un artículo sobre «le llamaban trinidad» o «Y despues le llamaron el magnífico».

    Un abrazo!!

    1. adrián esbilla dice:

      Encantado, por supuesto. Me quedo con «Le llamaban Trinidad» que hace que no la veo desde chavalín.

  5. En el terreno del euro western tengo grandísimas lagunas pero me gusta leer estas reseñas porque te mueves como pez en el agua XD
    Esta ya la tengo descargando, que un Margheriti siempre es un Margheriti. Y si además traslada su goticismo al género y aparece Kinski, ¿qué mas puedo pedir?

    1. adrián esbilla dice:

      Es que me gusta mucho!
      Muy recomendada y una debilidad personal absoluta, lástima que las ediciones en DVD que andan por ahí sean lamentables, con metraje amputado y formato alterado.
      Kinski genial y toda la parte central de una atmósfera increible, gótico total.

  6. Carlos Aguilar dice:

    muy buen texto sobre una película harto entrañable para mí!!!

    1. adrián esbilla dice:

      Muy agradecido, tanto por el cumplido como por enlazarme en tu página. Todo un honor!
      Es un film con «algo», tiene atmósfera y tiene a un Kinski antológico. Desde luego es mi Margheriti preferido. Una lástima las lamentables ediciones que andan por ahí.

  7. Emanuel Neto dice:

    Uno de los mejores westerns-spaghetti! Una mezcla de horror y violencia! Klaus Kinski y Antonio Margheritti en su mejor!

  8. Khonshu dice:

    Sin duda un spaghetti muy infravalorado. A mí cuando lo vi me encantó y siempre me ha sorprendido no verlo en un lugar más destacado en el panteón del eurowestern (de hecho, casi nadie se acuerda de él al destacar las joyas del género).
    A pesar de que en algunos momentos se nota bastante la carencia de medios, el director sabe exprimir muy bien el entorno y los personajes, creando una atmósfera de lo más sugerente, con una historia que te va atrapando hasta su fantasmagórica resolución.
    Pero lo que consigue que la película se sostenga sin duda es la espléndida y ominosa actuación de Kinsky, a quien se ve acertadamente más contenido de lo habitual.

    1. Una pieza mayor, sin duda. Por original y por absorbente.

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