Todos los malditos: La mano de un hombre muerto, los viejos buenos tiempos de Jesús Franco

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La mano de un hombre muerto,(dobles parejas de ases y ochos, la jugada que llevaba el legendario Wild Bill Hickok cuando Jack McCall lo asesinó por la espalda en Deadwood) es uno/otro de entre ese puñado de trabajos a rescatar directamente desde la primera y probablemente mejor (o al menos más sólida) parte de la abigarrada filmografía de Jesús Franco que pese a no apurar hasta el fondo todas sus posibilidades y a decantarse por el tratamiento menos estimulante en ocasiones, termina, en conjunto,  por resultar tan agradable como rebosante de detalles, malsanos o geniales, y sugerencias que anticipan sus mejores logros, es decir los de la electrizante Miss Muerte en 1965.
Puede hablarse con cierta propiedad de una reconfiguración del goticismo que había animado su fundacional Gritos en la noche en 1961, donde se aparca el casticismo cercano al Neville de La torre de los siete jorobados y las ficciones pulp de comienzos de siglo, e incluso parcialmente la pertenencia expresionista, para buscar nuevos referentes/parentescos en otros dos fenómenos europeos contemporáneos:  por un lado el krimi alemán sobre la narrativa de Edgard Wallace que en aquel mismo momento ya había puesto en funcionamiento la Rialto -explotándolo a conciencia entre finales de los 50 y principios de los 70 en base al trabajo destajista de profesionales como Alfred Vohrer o Harald Reinl (encargado también de la saga Winnetou/Old Shatterhand según Karl May) y entronizando en el imaginario popular bis a figuras tan entrañables como Joachim Fuchsberger o Heinz Drache en el lado de los buenos y el jovencito aunque ya perpetuamente maligno Klaus Kinski en el contrario, amén de haber sido una de las corrientes cinematográficas que introdujo el jazz como columna sonora en el cine europeo- y otro en los proto-gialli que Mario Bava proponía en Italia con sus trabajos fundacionales en I Vampiri (terminando lo que Riccardo Freda dejó a medias, como era su costumbre) en 1956 y su ya autónoma La muchacha que sabía demasiado de este mismo 1962. Curiosamente idénticos referentes que los manejados aquí están presenten en tal fecha por el reivindicable Eugenio Martín para su Hipnosis, tercer largo del autor y ya directamente una coproducción tripartita con Alemania. Eso sí, con bien diferentes resultados producto de la manera en la cual, la sensibilidad mórbida y perversa de Franco termina empujando el relato hacia derroteros divergentes de los de la historia meramente policiaca. Aunque por desgracia esto solo suceda a medias y la película termina quedándose en una tierra de nadie, entre apuntes y fogonazos de lo que pudo haber sido, adoleciendo en su conjunto de la sofisticación y el constante ingenio, no ya de logros mayúsculos como la mencionada Miss Muerte, una de las obras maestras del fantastique de los 60, sino del memorable tercio final de este mismo film. Prácticamente solo en esa conclusión el realizador se desata dejando que la vena fantaterrorífica de la película fluya con libertad y logrando, entonces sí, logros de verdadero mérito.

De esta manera la primera parte se centra en la investigación por parte de un periodista (el excelente característico Fernando Delgado) sobre los asesinatos de carácter sexual que se están cometiendo en un pequeño pueblo y que los lugareños relacionan con la maldición que pesa sobre la nobleza local por culpa de un sadiano antepasado de los mismos. Ya aquí Franco articula algunas de sus futuras constantes (crímenes fetichistas, resabios del Marques de Sade, campechano sentido del humor o presencia ritual del gran Howard Vernon, cuya sola presencia física ya convoca los peores augurios y es manipulada por Franco para conseguir un efecto determinado sobre la audiencia) pero con un estilo excesivamente envarado, que si bien resulta en todo momento elegante, sirvan las películas de esta época, especialmente aquellas en suntuoso blanco y negro par desterrar la idea de un Jesús Franco chapucero y manazas que en absoluto se corresponde con la habilidades reales de un director extraordinariamente dotado, que por diferentes motivos prefirió escoger un camino improvisatorio que no tenía retorno, ni salida más allá de la automarginalidad. Pero como quedó apuntado las virtudes más crujientes del invento (potente secuencia pre-créditos aparte) se agolpan en su tramo final, con un Hugo Blanco desatado (el intérprete argentino repetiría un par de años más tarde en El secreto del Dr. Orloff, en la que nuevamente se emplea con acierto su inquietante ambivalencia de su físico) empujando a su personaje al delirio fatalista imbuido por la creencia de que su antepasado le impele a repetir sus actos y contemplando obsesivamente el pantano donde este murió en un ramalazo de enfermizo romanticismo. Por supuesto no pueden olvidarse momentos tan subyugantes como la seducción/tortura en el sótano, la secuencia cumbre de la película y una de las perlas de toda la filmografía del autor, que comienza en una cama con espejo en el techo, utilizado en una complejísima coreografía visual que cambia el plano y el eje sin cortar la continuidad, y culmina con la pobre víctima (la vedette argentina Gogó Rojo, la cual, cortesía de las dobles versiones se luce a gusto) colgando por las muñecas de unas cadenas en un numerito sadomasoquista absolutamente franquiano.

Album Jesús Franco

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. paco bas dice:

    Voy a ver si consigo el libro sobre el tio Jess debe estar bien, lo que no comprendo es si tuvieron sus discrepancias o discusiones hace años Carlos Aguilar y Jesús Franco como es que ahora vuelve a escribir un libro sobre el. A pesar de que no comparto todas las opiniones de Carlos Aguilar me parece un buen crítico que sabe un huevo de cine ya que he leido bastantes reseñas del diccionario de cine Guia del cine no quisiera hacer polémica con este comentario, quizás lo he hecho po aburrimiento ya que aunque he visto un puñado de pelis de Jess Franco y se que Aguilar ha colaborado en el film viaje a Bangkok, no he leído el anterior libro

    1. Bueno..como él dice ¿quién mejor?. Lo conoce por todas las vertientes, desde el prisma del historiador, desde el de crítico y desde el de participante en el universo franquiano. Según me ha contado bastante gente le pedía una traducción sobre su libro italiano anterior, así que finalemnte prefirió algo distinto como es volver sobre Franco con la base anterior pero de manera totalmente nueva. Lo que garantiza un libro así, hecho por Carlos, es una honestidad frontal, amplitud de miras y seriedad a la hora de tratar una personalidad tan proclive a la polarización (o es un dios o es un chiste) como la de Jesús Franco. Yo espero que esto, encima en una colección como la de Cátedra, sirva para restituir a Franco en lo que vale, para conocerlo de verdad como autor y para lograr como perdió el camino y los por qué de su automarginación. Este enfoque, que era el que tenía el libro italiano, fue lo que no le gustó a Jesús Franco, que como todo artista es una egocéntrico del quince y medio. Pero se que carlos le tiene mucho cariño y le considera un parte muy importante de su vida.El que busque revanchismo e higadillos en este libro no los va a encontrar.
      (Qué cara le echo, haciendo aquí de portavoz!)

      1. paco bas dice:

        A mi de lo que menos me ha gustado son sus ultimas peliculas las de la etapa del video digital no les veo la gracia. Pero si hasta el propio Jesús Franco, dice que no le gustan la mayoria de sus películas teniendo en cuenta que antes de la etapa del video digital ya era muy irregular, ya que rodaba sin parar películas de muy bajo presupuesto, algunas de ellas casi sin argumento y sin efectos especiales practicamente de ningún tipo, pero tampoco opino que solo sean buenas las de los 60 en blanco y negro, creo que algunas de sus pelis en color de los 70-80, entre tanta mediocridad hay alguna peli barata pero muy imaginativa, bueno puede que mi opinión sea poco valida a mi me gusta hasta el bodrio de el oasis o la tumba de los muertos vivientes o la venganza del doctor mabuse que fue de las primeras que vi de el y me gustarón bastante, eso si lo que más odio de su cine son pelis como la mansión de los muertos en cambio me gusta virgen entre los muertos o necronomicón o las de las vampiras y 99 mujeres.

  2. DEsde luego que tiene. La de su época blanquinegra digámos que son las más convencionales narrativamente hablando, también donde son más reconocibles y está mejor integrados sus referentes y las que , de un modo ortodoxo, mejor rodadas están. Luego tiene títulos fabulosos, claro, por aquí le dedique una entrada, de las primeras del blos a Necronomicon, Vebus in Furs y Eugenie que me parece su acercamiento definitivo a Sade. En estas películas es donde mejor se expresa su idea de hacer una especie de cine jazzistico, mental y sensorial puramente. Lo que ocurre es que el soporte físico del cine eso lo aguanta un poco de aquella manera. En los 60 tenía un sentido lúdico del cine, aquellas producciones de Harry Allan Towers le dieron estabilidad profesional además, tiene joyitas pop (o anti-pop no lo se bien) de lo más divertidas. En los 70 todavía se encuentran cosas de mucho valor, Las Vampiras a la cabeza probablemente que es un film soberbio con una ideas argumentales alucinantes y un Soledad Miranda que quema, pero poco a poco la dejadez lo va carcomiendo y se nota, además tuvo bastantes problemas con productores y demás, especialemnte en Francia. Lo peor de todo no es que derivase en pobreza y cochambre sino que empezó a aburrir mortalmente. Aún así su independencia y ferocidad, su manera de agarrarse a una sensibilidad insobornableresultan admirables.Además al contario que la mayoría de los directores que más o menos cultivaron el género en España él no solo tenía amor y voluntad, tenía verdadero talento.

    1. paco bas dice:

      Si tienes razón y es curioso ademas añadir a este especie de conversación que estamos teniendo que resulta que la idea de venus en Furs la cual recuerdo salía Klaus Kinski le dio la idea Chet Baker, que no digo la historia para hacer la peli, segun el cuenta en su autobiografia Memorias del tío Jess que es un libro bastante entretenido. Y ademas decir que el film Carretera perdida de David Lynch tiene algunos puntos en común con esta película. Lo que me resulta tambien extraño de la figura de Jesús Franco es que tiene montones de detractores que seguro no conocen de este tipo de influencias que haya podido tener su cine, a mi me parece como una pose lo que dice el de que no le gustan sus películas.

      1. Si, es muy probable que esa figura maldita de Chet Baker funcionara como inspiración para el trompetista que protagoniza Venus in furs, a cual por cierto interpretaba el también músico James Darren (http://www.youtube.com/watch?v=yP18utQ_U6I), aunque de bien diferente pelaje que Baker, claro. Es una de mis preferidas de Franco, sin duda y efectivamente Lynch tiene algo del español, no solo en carretera sino (y sobre todo) en Mulholland Drive.
        Hay mucha pose, esa es la verdad, pero también en la otra dirección.La de los fanáticos irredentos y la de aquellos que cogen el género como objeto de risas.

  3. Lulis dice:

    A mi me ha encantado esta crítica, pero la película no la he visto. Y el libro seguro que es genial. Pero Aguilar contará lo que le pasó con Franco? Me encantaría saberlo. Y seguro que no soy el único.

    1. Lo dudo mucho, al menos no en el libro. Aunque también creo qeu el misterio alrrededor de eses asunto es menor del que nosotrso nos montamos.

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