04/01/2013. OSS 117: El Cairo, nido de espías, Michel Hazanavicius, 2006, Francia
Parodia, a veces sangrante a veces cariñosa, de los tiempos y personajes de eurospy que tomo a la creación de Jean Bruce OSS 117 como objeto principal pero no discrimina a otros, en especial el Lemmy Caution de Eddie Constantine. La precisión mimética resulta admirable y en sus mejores momentos esta se trasforma en el principal punto cómico, apoyada en especial en la elasticidad cartoon de Jean Dujardin y el humor anacrónico (por contraste). Comparte con otros título francés del periodo su acercamiento a la BD franco-belga y abusa de lo soez revelando más bien un aire de superioridad con respecto al material referenciado que de sana ironía.
09/12/2013. OSS 117: Perdido en Río, Michel Hazanavicius, 2009, Francia
Secuela del título anterior que cambia la estética tardocincuentas por otra de mediados/finales de los 60 –con lo cual se renuevan algunos de los referentes- con la misma fortuna en cuanto a mimetización paródica. Así algunos de los aciertos de la primera se mantienen pero en cambio todos sus defectos aparecen amplificados a lo largo de un metraje excesivo y toneladas de chistes malos cada vez más groseros y fáciles.
12/01/2013. Crazy, Stupid, Love, Glenn Ficarra y John Requa, 2011, USA
Comedia de parejas (o de cortejo) tirando a agridulce que al principio agrada por su elegante puesta en escena y al final ya cansa, por estirado. Replica a diferentes escalas –edades- el conflicto central para intentar trazar un tapiz de las relaciones sentimentales contemporáneas sirviéndose para ellos de un excelente reparto que aporta cada uno su estilo/personalidad con resultados siempre interesantes. Superficial y finalmente ñoña se aparta de la Nueva Comedia Americana tanto como lo intenta hacer de la comedia romántica estándar, aunque participe de elementos de ambas, lo cual la hace parecer curiosa y personal sin serlo.
14/01/2013. Hoosiers. Mas que ídolos, David Anspaugh, 1986, USA
Clásico moderno del cine deportivo-moral USA sobre el triunfo contra pronóstico (cómo no) de un pequeño equipo de instituto de una zona rural en la década de 1950. A su modo radiografía sin pudor la mentalidad norteamericana del triunfo y la superación y se acerca inopinadamente al western por medio de un personaje individualista y lacónico que provoca la unión de una comunidad para lograr un objetivo mayor. Esquemática y previsible está bien interpretada y estupendamente ambientada, así como dirigida con cierto gusto clásico. En definitiva, una americanada.
19/01/2013. Django desencadenado, Quentin Tarantino, 2013, USA
Como en Malditos Bastardos Tarantino asalta la historia desde los bordes del cine popular en un ejercicio arrollador de ficción vs. realidad. Más sofisticada de lo aparente –la diferencia de plasmación gráfica según quien aplique y quien reciba la violencia- en su estructura explicita sus obsesiones sobre la puesta en escena -cada vez más depurada y significativa-, la construcción icónica de los personajes y la actuación/ficción misma en diálogos sinuosos, dilataciones y contracciones del tempo y evolución de un personaje central que avanza por la película a través de diferentes variaciones de sí mismo hasta fundar un mito reconocible: un héroe blaxploitation fuera de tiempo que ajustan desde el futuro de los géneros las afrentas del pasado histórico. En tiempos cínicos Tarantino propone una película con héroe central y una historia basada no en la venganza sino en el amor -perífrasis de la saga de Brunilda y Sigfrido además- incrustada en un planteamiento formal y narrativo que trasciende las referencias –incontables- para pasar del sampleado cinematográfico a una personalización inmediata de materiales dispares, homogeneizados bajo una forma de hacer y mirar particularísima. Y encima resulta entretenida a rabiar, por su descaro imperfecto y por su sentido celebrativo/curativo del cine.
22/01/2013. Tabú, Manuel Gomes, 2012, Portugal
Un folletín naif, melancólico y serpenteante que intenta fusionar reflexión y sentimiento en torno a la imagen y el recuerdo desde una perspectiva excéntrica, en la cual los recursos expresivos del silente o del tebeo franco-belga se igualan bajo una pátina pop entre el fotoromanzo y la imaginería sixties. Seductora, desde luego, pero también candorosa, artificial y de una duración desproporcionada.
22/01/2013. Holy Motors, Leos Carax, 2012, Francia
Un vistazo al cuaderno de apuntes de Carax con forma de fábula sobre el fin de la imagen/imaginación conocida. Un viaje triste, regido por la (i)lógica del sueño y su otra cara, la ficción, en compañía de un actor-lienzo que atraviesa todo tipo de estados sentimentales y cinéfilos. Sus intenciones son hermosas y hasta compartibles por su ingenuidad y pureza, pero la descompensación entre lo que se plantea y el tiempo empleado en plantearlo resulta desmesurada. Quedan intuiciones, retazos, caprichos y una sensación de película en la cual se puede entrar y salir desde cualquier punto, visitándola a trozos.
23/01/2013. El amargo sabor del miedo, Don Sharp, 1970, GB
Un intriga incomprensible, por necia, sobre una joven británica de vacaciones por Francia víctima de un complot criminal. Plana y televisiva saquea sin mucha imaginación los mismo del Robert Fuest de la sugestiva De repente, la oscuridad que de Hitchcock, pero prefiere la intriga de espionaje rocambolesco-turístico antes que las posibilidades paranoicas y tortuosas que en principio exhibe como cebo. Queda Eva Renzi y poco más.
24/01/2013. Cisco Pike, Bill L. Norton, 1972, USA
Mitad estudio de caracteres mitad relato criminal comatoso, en ambos casos una película profundamente setentera sobre la interminable decadencia de un antiguo divo del country-rock ahora metido a camello de bajos vuelos, que justo cuando intenta dejar esa vida un psicótico agente de narcóticos le obliga a vender para él una gran cantidad de hierba. Impresionista, sórdida y pesimista hasta la desesperanza echa de menos una realización de mayor enjundia, pese a buenos momentos de tono documental y se apoya en un reparto heterogéneo donde lo mismo cabe la warholiana Viva, el carismático Antonio Fargas, la gran Karen Black, un Gene Hackman repulsivo o un Harry Dean Stanton de tristeza insondable, todos ellos secundando a Kristofferson en versión derrotada de sí mismo.
26/01/2013. Cita con la muerte, Bernard Borderie, 1953, Francia
Primera aparición del superagente creado por Peter Cheyney y adoptado por Francia, Lemmy Caution; y solo por ello uno de los hitos del bolsicine europeo. Eddie Constantine salva su carrera y de paso se convierte en tebeo andante dentro de un film de estilo y espíritu desenfadadamente popular, lleno de humor y violencia en escenarios internacionales convenientemente estilizados. La dirección de Borderie, un tipo a recuperar, resulta todavía vigorosa, con imágenes que parecen directamente arrancadas de las portadas de algún pulp y el conjunto se beneficia de la carismática villanía irónica del gran Howard Vernon.
27/01/2013/. Lemmy y las espías, Bernard Borderie, 1962, Francia
Reunion de Borderie y Costantine con su personaje favorito pero ya una década más tarde de cuando lo comenzaron. Lemmy se ha trasformado en un icono pop perfectamente consciente de su condición, lo cual permite que a la película serpentear entre juegos metalingüísticos y chistes autoreferenciales. La estética también ha cambiado, pasando del tono atmosférico y pulp de los trabajos de los 50 y un look más definido y de tebeo. La intriga por el contrario resulta casi de misterio de habitación cerrada, con Lemmy, un Constantine más burlón y achispado que nunca, con un vaso siempre entre las manos y un comentario hiriente en los labios, paseándose entre un grupo de hermosas mujeres llenas de secretos.
27/01/2013. Damiselas en apuros, Whit Stillman, 2011, USA
Regreso a la actividad de Stillman, uno de aquellos directores que definieron los 90 y luego quedaron fuera de cuadro, y una comedia vaporosa, excéntrica y encantadora en la superficie pero desesperada en el fondo. Una suerte de versión intelectualizada pero absurda, de colores pastel y música feliz de la comedias universitarias, aquí destilada a través de una mirada irrealista que corresponde tanto al director como a su encantadores, tronados y solitarios personajes.
28/01/2013. Oh, Lucky Man!, Lindsay Anderson, 1973, GB
Secuela espiritual de If… donde Anderson se apropia del Cándido de Voltaire para integrarlo en una sátira total, desmesura, grotesca y fantasiosa de la sociedad británica de los 70 por el método de agredir a todas y cada una de sus instituciones. Comentada por los números musicales de Alan Price De que integra todo tipo de recursos según una lógica narrativa y formal libertaria que pro fuerza termina por darse cuenta de sí misma. Irresistible Helen Mirren toda carnalidad y memorable Malcom McDowell.
29/01/2013. El club del crimen, Bernard Borderie, 1954, Francia
Tercera de las aventuras de Lemmy Caution y regreso a la saga de su director principal, Bernard Borderie. Los villanos y la historia resultan menos sugerentes que en la anterior entrega, aunque esta última resulte estar mejor armada (aunque sobre-explicada), pero abundan los aciertos escenográficos y se incide en la estilización pulp. Constantine ya ha hecho suyo el personaje al completo, resultando desde entonces indisolubles, agudizando esto el tono distanciado, irónico, de un conjunto al cual le pesa el exceso de diálogo.
31/01/2013. Sangre en la luna, Robert Wise, 1948, USA
Un curioso western fotografiado en estilo noir, denso, nocturno y casi expresionista, centrado en el arquetípico vaquero errante, duro pero al final heroico. Esta vez involucrado en una guerra de pastos de la cual pretenden aprovecharse un grupo de buscavidas dirigidos por un antiguo amigo suyo. Un trabajo b sólido, atmosférico, con un gran reparto y dirección con personalidad de Wise, cineasta a revisar.
Recuerdo Cisco Pike, a pesar de haberla visto hace muuuchos años; me gustó. También Hoosiers; incluso recuerdo el trailer, mira tú.
Una pregunta: ?en qué año se inventaron las gafas de sol? Necesito saber si mi odiado QT ha cometido un «cronocrimen» de los grandes.
Los cronocrímenes solo se comenten en los libros de historia, no en la ficción. Y menos en la ficción pop.
Una vez vista ‘Django desencadenado’, cabe decir que el balance es positivo en general (uno recupera esperanza en que Tarantino puede hacer cosas más que interesantes) pero, no obstante, uno se queda con la látima a cuestas de que una película que podría haber entrado de lleno entre las mejores del director, se queda sin más en una cinta bastante disfrutable, a secas (que tampoco es moco de pavo).
Va de mucho más a menos: hora y tres cuartos soberbios, absorbentes, divertidísimos y estimulantes; una hora final que se atasca para luego enloquecer, en la que Tarantino acaba por perder la paciencia y la mesura que tan bien le estaba haciendo a la peli.
Yo pienso que esa evolución hacia el delirio es buscado pro cuanto el film va avanzando hacia la blaxploitantion más descarada al conformarse el héroe como mito setentero. Desde luego no es una obra maestra, ni falta que le hace, pero es una peli entretenida a más no poder. Cosa que para mi no era Malditos Bastardos, mucho más divagante y enredada sobre si misma, aunque muy estimulante por lo que tenía de busqueda y riesgo. El camino teórico que abre Malditos Bastardos es por el cual avanza Django, y es muy distinto al del Tarantino anterior, incluso visualmente.
Sí, visto así, la evolución de la película es lógica,… pero yo creo que también la estropea un poco. Para mi gusto claro, que suelo preferir que el cineasta se dedique a narrar (y Tarantino lo hace muy, muy bien) a que vierta mil referencias o que pretenda imitar/homenajear/plagiar sus objetos de deseo por (más o menos) gusto personal.
Pero vamos, que en general he acabado bastante reconciliado con Tarantino, después de cómo había minado mis esperanzas sufrir ‘Death Proof’ y a ratos disfrutar, a ratos padecer ‘Malditos bastardos’.
Fíjate que a mi Death proof me gusta mucho… me parece una peli puente en su obra, un destilado muy coherente de sus obsesiones filmada de manera asombrosamente física. Otra cosa es que aquí nos la colaron con veinte minutos extras de diálogo que matan cualquier cosa.
Con lo de Django creo que tienes razón, a Tarantino todavía le falta alinear su nuevo discurso, o la profundicación en el anterior más bien, con esta voluntad de narrador clásico y épico que maneja desde Malditos y que en Django la encuentro más fluida pero sin llegar a disolverse plenamente la una en la otra.