Máquina de guerra: Fury

En un momento de Fury, el personaje encarnado por Brad Pitt le dice al joven remplazo que está aprendiendo la verdad sobre el mundo de los hombres, que las ideas son pacíficas, pero la historia es violenta. Los actos, y la historia son los actos, se empeña con obcecación monomaníaca en darle la razón. Cuando unos encapuchados armados con AK-47 se pasean por mitad de París y entran a sangre y fuego en las oficinas de una revista de humor, es decir, de ideas, a uno esas mismas se le hacen granito en la calavera. La historia, otra vez, monomaníaca, es violenta.

Fury cuenta el peor día, que resulta ser un día más, en la vida bélica, en la historia, de unos tanquistas a bordo de un Sherman que, dice otra vez Pitt, empezó matando alemanes en África, siguió matándolos en Bélgica y ahora los mata en Alemania; y así. Hacer historia, se diría, es un oficio también. Uno en el cual hay que ponerse perdido de vísceras propias y ajenas.

La dirige David Ayer, que parece el último de los cineastas viriles. Su cine se piensa en Samuel Fuller y en Walter Hill, entre la rugosidad y la abstracción y esta película en particular se articula en la contraposición entre la virilidad estoica, épica, de Brad Pitt y la blandura aniñada de Logan Lerman.El hombre mirando al niño y viceversa, como te ves yo me vi, como me ves te verás, que pone en el osario de la iglesia hospitalaria de Wamba. Y entre ambos, una gama de distintos grados de sordidez y/o patetismo que compone el resto de los tanquistas. Al principio Pitt da miedo, claro, es el tipo que se ha comido la Guerra entera y después la ha cagado, y aunque Ayer pretende humanizarlo mostrándolo en sus momentos de duda y debilidad, el santo de los asesinos es mejor cuanto más sobrehumano; como al final, cuando ya es una escultura herida, o un contraluz que dialoga con otro grupo igual de salvaje en otro punto de la historia; es decir, de la violencia.

Fury, a la cual se le cae el metraje por los costados, es un relato de hazañas bélicas que Ayer, que ya digo que quiere ser un cineasta de/para la masculinidad, que parece la puesta en movimiento de una de las historias de guerra de Garth Ennis, respecto a las cuales vendría a ser un apócrifo y que la llevaría a incrustarse, también, en la tradición del relato bélico del cómic estadounidense, por lo común poco triunfalista, bastante brutal, áspero por sistema. El estilo de dibujo, esto es, de puesta en escena, es un híbrido entre el hiperrealismo post-Salvar al soldado Ryan, incluso con mayor propiedad post-Hermanos de sangre, esa obra maestra que convalida el visionado de cualquier otra obra sobre la 2ª Guerra Mundial,  y la estilización ochentera que asalta al cine del presente en todo tipo de géneros. Mejor cuanto menos sutil, mejor cuanto más brutal y física, los pasajes poderosos alternan con los ridículos, transitando, sin sombra de ironía, por todos los lugares comunes del género y de sus personajes, que se quieren arquetipos pero, Pitt aparte, no llegan a estereotipos.

El tono, en consecuencia, es indeterminado. Desmitificador y mitificador al tiempo, crepuscular y épico, fantasmagórico en la apertura y en la clausura, donde evoca, se diría, primero a John Boorman y luego a Walter Hill. La guerra de Ayer, y ya no hay otra manera de representarla, es sangre, barro y mierda; también es lirismo y melancolía. La guerra, ya lo decía aquel tipo con la ametralladora en el helicóptero de La chaqueta metálica, es muy puta…Pero qué hombres fabrica, nos dicen entre la admiración y el espanto las imágenes de Ayer, las imágenes de Fury.

 

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. John Space dice:

    Pues hablando de Fuller, acabo de tragarme _The Big Red One: the Reconstruction_. Estupenda y definitivamente seminal dentro del cine bélico que vino después, ya que sin este Fuller Malick no habría hecho su pretenciosa (con libro o sin él) _The Thin Red Line_, ni Spielberg su incomprensible _Saving Private Ryan_, ni Garth Ennis habría aprendido del todo a escribir cómics bélicos. Marvin enorme, como siempre, y Hamill muy correcto (además de que haber rodado con ambas leyendas no se lo quitan ni cien Fords). !Vamos, es que hasta hay ecos de Welles en el prólogo y todo!

    1. Yo esa no la he visto Solo la versión amputada, que era muy extraña y fantasmagórica. Cosa que no creo que perjudique a Fuller, que eso ya lo tiene de natural.

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