La posibilidad de leer la excelente monografía, Edgar Neville: tres sainetes criminales (Cuadernos de la Filmoteca Española) que Santiago Aguilar (al cual le haré un sitio pronto por aquí) dedico en 2002 al autor madrileño, posibilidad propiciado por el mismo Santiago, por cierto, ha resultado ser un empujón decisivo para reencontrarme con un cineasta…