Seré capaz de todo: Gritos en la noche, una película fundacional. Jesús Franco entre el melodrama y el horror


Una reseña más breve (o más sintética, que queda mucho mejor) sobre uno de los títulos clave del fantaterror español por su esencial carácter (re)fundador y uno de los mejores intentos de Jesús Franco, alejado tanto del experimentalismo vanguardista de a perrona como de la chapuza que ha cabalizado gran parte de su inabarcable filmografía. Franco traslada la suntuosa agilidad con la cámara que había practicado en sus rescatables títulos cupletistas –La reina del Tabarín (1960) y Vampiresas 1930 (1961), dos vehículos de lucimiento para la cantante Mikaela, objeto de guiño juguetón en esas escenas compartidas con María Silva, en los que el autor supera esta condición de base por la fuerza de imponer un decidido estilo personal levantado sobre la multirreferencia cinéfila oblicua y el guiño cómplice, amén de revelar un conocimiento del género y una elegancia en la planificación, siempre ligera y repleta de llamativos movimientos de grúa, que termina por convertir estas dos aportaciones en dos de los mejores y más curiosos  musicales de la bien poco memorable escuela española- y la mece con una estética puramente expresionista que, con el concurso indispensable de la sombrosa fotografía de Godofredo Pacheco (fabulosa su iluminación de los rostros con respecto a los fondos, con detalles de tanta clase como ese espejito que dirige la luz directamente a los ojos del malvado)  mira tanto al periodo mudo alemán como a los filmes Universal o las atmosféricas producciones de Val Lewton en su uso preeminente de la sugerencia, en la valoración del decorado o en un barroco formalismo que ya deja ver futuras fijaciones geométricas y escenográficas. Descontando la incorporación de un erotismo fetichista mucho más generoso en su versión francesa, que incluye un par de gráficos desnudos que exhiben la muy franquiana mezcolanza de sexo y horror.

Igualmente no renuncia a referirse con gracejo a la imaginería del pulp (ese genial sirviente/asesino ciego: un psicópata sexual lobotomizado por el mad doctor y usado como perro de presa que finalmente morderá la mano que le da de comer), al tebeo o a incluso a un casticismo (por mucho que se ambiente en Francia, censura obliga y vocación “internacional” agradece)) que recuerda irremediablemente al Edgar Neville de seminal La torre de los siete jorobados (1944) , de la que además hereda un tono desenfadado con constantes apuntes humorísticos/costumbristas (los cómicos testigos y la rueda de reconocimiento y el borrachín entrañable al que interpreta el estupendo característico Venancio Muro) que no empañan la trágica historia de fondo.

Un desaforado melodrama terrorífico, enmascarado tras la convencional apariencia de un folletín detectivesco de tono menor, sobre un abnegado padre y antiguo médico de una prisión, que vela incansablemente el cuerpo desfigurado y comatoso de su hija mientras busca, hasta el fondo mismo de la demencia, la manera de sanarla mediante injertos de pieles jóvenes y bellas (una premisa tomada directamente del inmediatamente anterior   Los ojos sin rostro George Franju –por mucho que el propio Franco se emperre en negarlo- pero enfocados por una lentes bies distintas).

Una historia rabiosamente gótica (el protagonista creerá encontrar la solución a su sufrimiento en la persona de una joven, la bella Diana Lorys, de asombroso parecido con su propia hija –y que encima resulta ser la intrépida novia del inspector que investiga los asesinatos- lo que introduce de rondó temas tan sugerentes como “el doble” o la casi reencarnación)  que contempla el mal y la monstruosidad desde el patetismo y lo doloroso, con la introducción de una figura fundamental en el imaginario del autor: Orloff, personaje/arquetipo que será recurrente en su filmografía acogiéndose a mil y una variantes que nunca superaran al original creado por  Howard Vernon en una interpretación/presencia por competo memorable e indispensable para el éxito y el correcto funcionamiento interno del invento.

Lo que queda es un film que más allá de su valor intrínseco como pieza museística, se mantiene con cierta prestancia gracias al convencimiento que denota y a aciertos de diseño tan sensacionales como la cripta donde reposa la joven tras una cristal, detalles que redondean un film insólito, audaz y extraordinariamente logrado en un contexto no precisamente favorable, levantado sobre tradiciones ajenas pero profundamente personalizado desde unos postulados que mezclan intuición, conocimiento e ingenuidad por un autor tristemente (auto)desperdiciado.

14 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Magnífico texto, y magnífica también la nueva cabecera, con «A quemarropa», al igual que «Diabolik» una de las películas de mi corazón.

    1. esbilla dice:

      Con la primavera hay que renovarse y esos amarillos, anaranjados y azules me parecieron la cuenta. El escorzo es un poco forzado y corta un poco la imagen pero queda el misterio de qué estarán mirando. Además A quemarropa es también una de mis favoritas y Lee Marvin un auténtico icóno personal.
      Gritos… es una película estupenda: suntuosa, inteligente, divertida. Con esa mezcolanza estetico-conceptual tan lograda y ese inmenso Howard Vernon.

  2. Lulis dice:

    También a mí me encanta, es finísima. ¿Qué le pasó a Jess Frank desde los 70, le extirparon el cerebro? ¿Cuándo Aguilar contará de verdad todo lo que sabe? Porque la entrevista que le hicisteis aquí era la hostia, genial, pero queremos más!!!!!

    1. esbilla dice:

      Habrá que sacarselo de sus muertas manos congeladas,como a Charlton Heston.Está hartito del tema y tampoco era cuestión de escarbar buscando algo morboso.
      La verdad que Franco parece otro en esta época (los musicales son muy curioso y atractivos en ese sentido), luego su transformación es radical y en algunos sentidos muy positiva, peor lo lanzó a un camino sin vuelta y queizás, en algún recodo se perdió para siempre. Una lástima.

  3. John Space dice:

    Ese desnudo, intuyo, pertenece a la versión francesa.

    1. esbilla dice:

      ¡Qué sagaz eres! Ya sabes que hay que dar al público lo que el público quiere.
      Además fíjate en el detalle de que la cara la tiene cubierta.
      La versión ionternacional incluye esto y otro destete con magreo incluido (y vestido que se recompone mágicamente).
      En serio, es una buena película, recomendable para cualquiera.

      1. John Space dice:

        Lo que no sabía es que ya en el 60 se pudieran mostrar unos senos en Francia. Sobre la peli en sí, si no es de ésas tan lentas que hace JF (cielos, ls mismas iniciales que José Frade) a veces, la añadiré a la lista de posibles.

  4. esbilla dice:

    No, no tiene nada que ver con lo que puedas conocer de Franco, ya digo que la referencia más directa sería La torre de los siete jorobados y su mezcla de goticismo y casticismo. Es un film muy divertido todavía y una pieza hitórica fundamental.
    Sobre lo de los desnudos… no es exactamente la versión para Francia sino la de explotación internacional, ten en cuenta que estos títulos no se estrenaban en los circuitos principales sino que tenían sus propias vías.

  5. Juan Ma dice:

    Yo quiero comprar el libro de Aguilar sobre Franco. Pero sólo se pilla por Internet y es carito. Pero tiene que ser muy interesante.

  6. Buena reseña, compañero. De todos modos, a mí este título siempre me ha parecido pelín sobrevalorado. Y es que en los «buenos» títulos siempre quedan más evidentes las carencias narrativas de Franco. Con todo, no le niego su proverbial importancia dentro de la cinematografía patria. Pero no puedo evitar preferir infinitamente sus delirios psicodélicos de los 70.

    Un saludo

  7. Anónimo dice:

    Curioso he visto de que va, la última película de Almodovar y parece que recoge algo del argumento de esta película o más bien de Faceless, que a su vez coge algo de Ojos sin rostro de Franju me refiero sobre todo al Orloff del 61. Será Almodovar fan de Franco

    1. Bueno, no la he visto pero por lo leído si parece acercarse, a su manera claro, a esos Ojos sin rostro e incluso más a este Gritos en la noche por su aire de folletín castizo, estando el casticismo muy presente en Almodovar. También, y ya digo que al parecer, tiene ciertas concomitancias con el giallo y suma homenajes a otros Franjú como Judex, por ejemplo, que a su vez homenajeaba los seriales pulp de Feuillade. ¡A saber! Almodovar es otro gran reciclador, un director cinéfilo.

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