Un misterio a la semana: Castle, televisión para mirar.

Publicado originalmente en NEVILLE: elogio-de-la-frivolidad-castle

Hay series que se ven y series que se miran. Uno no puede ponerse a planchar, a ojear una revista o a jugar con el gato con Mad Men o Boardwalk Empire. Son ejercicios tan minuciosos de dramaturgia y puesta en escena que demanda una atención superior, es dudoso incluso que sean series, alejadas voluntariamente de los modismos del medio hasta acercarse a una suerte de novelística audiovisual. Tampoco los absorbentes giros y revueltas sobre si mismos, los finales infartantes y las revelaciones de última hora de Breaking Bad,HomelandSons of Anarchy  o el primer Dexter, son recomendables. Son televisión pura, estas sí, de lógica serial y mecánicas para mantener pegado al espectador. No es que ellas necesiten atención, es que tú necesitas atenderlas.

En un lugar equidistante entre el reclinatorio y la farmacopea existen las series para mirar, el equivalente catódico a los libros de bolsillo. Entre ellas mi favorita actual es Castle, como antes lo fue CSI Las Vegas oMedium. No son series que siga, son series que me encuentro. Y cuando lo hago nos tomamos algo juntos hasta la próxima. No son series que veo, son series que miro.

Ficciones autoconclusivas que te permiten entrar y salir a voluntad de las mismas, donde el tiempo no pasa más que muy lentamente –se llevan 5 temporadas de emisión pero como si todas fuesen la misma- y todo se resuelve hasta la próxima entrega. Cincuenta minutos  de ligereza que no ofende. Material agradable que no te hace sentir más idiota cuando se termina.

Y luego está Nathan Fillion, claro. Fillion es como aquello que Valdano dijo de Mourinho: un carisma andante. No se trata de si es mejor o peor actor, se trata de que le basta con ponerse delante de la cámara. Transmite relajación e ironía, es un héroe improbable que, en realidad, no puede ser otra cosa que un héroe. Su Castle está construido con trozos de Colombo y una Jessica Fletcher masculina. En tiempos de neo-Holmespasados por la túrmix del cinismo y la amargura vital, Richard Castle irradia felicidad e inconsciencia.

Uno se imagina que los libros que se supone escribe Richard Castle son como la serie misma que protagoniza y se siente entonces pirandelliano, posmoderno y leído. Una ficción sobre un escritor que ejerce de “detective consultor” de la policía de Nueva York y vive una constante tensión sexual no resuelta –sin la mordacidad de Luz de luna, una cosa como platónica “si es/no es”- con la atractiva, que menos, inspectora Kate Beckett que lo tiene al cargo, y la cual no es otra que el alter ego de la nueva protagonista de sus novelas. Como otras serie recientes tipo BonesEl mentalista, en las mismas variaciones de CSI o en producciones bastante anteriores como Remington SteeleCastle también es un recuento de la cultura popular (norteamericana) de la segunda mitad del

Castle en su timba de poker junto a los novelistas reales Stephen J Cannell, James Patterson y Michael Conelly.

Siglo XX y el comienzo del XXI, la edad de la referencias (lo mismo cómplices que oscuras), que pasa revista a los comics, la ciencia-ficción, los videojuegos, las subculturas, la literatura negra y la televisión misma en un tropo especular. La cultura pop reflejando y alimentándose de la cultura pop.

Pero todo con un tono dicharachero que hacen de Castle, un producto más sutil y sofisticado de lo previsible, un pasatiempo ingenioso, que es como una forma menor y fulgurante de la inteligencia, sin pretensiones y con un punto juguetón de autoconsciencia que te permite participar de la broma sin restregártela por la cara. Así, por mucho que Beckett y Castle se encuentran a las puertas de alguna muerte agónica capítulo sí, capítulo no, tú sabes que aquello es de mentirijillas y de alguna manera, en el último minuto, serán rescatados. Deux ex machina para todos y a por el siguiente misterio.

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Belén dice:

    También me topo de vez en cuando con ella (creo que el año pasado la ponían después de comer. Al menos yo me la encontraba a esa hora). «Bones» también es de la misma casta, de hecho, las chicas se parecen mucho (y ellos tienen un airecillo). Aunque me entretienen, están a años luz de «Remington Steele» y «Luz de Luna» (qué dialogazos). Las series de antes eran, para mí, muchísimo más atractivas, en general, y además canteras inagotables de actores.
    ¿Qué opinión tienes de «The Big Bang Theory», por cierto?

    1. La siguen poniendo por las tardes en plan repetición(de la repetición). Bones también la vi una temporada, estaba simpática pero ya da vueltas sobre si misma. Y coincido que Remington y Luz de luna eran deliciosas, no se si mejores porque los medios de ahora son otros, pero tenían un carisma especial.
      Big Bang no me hace mucha gracia, además me plantea preguntas absurdas como ¿por qué van siempre vestidos igual aunque con variaciones de color, estampadado, etc…? o ¿Por qué el tipo de gafas lleva siempre una sudadera con capucha y una chaqueta militar encima incluso cuando está en su propia casa?

  2. Belén dice:

    Es que está (casi) todo inventado ya. Es difícil sorprender.

    «The Big Bang…» la pillo algunas tardes también, por eso me he acordado. Chirría a veces, pero tiene momentos graciosos.

    Por cierto, también de casualidad vi la otra noche el estreno de la cuarta temporada de «Castle». Casi que me está gustando más que «Bones».

    1. De comedia me hace más gracia Como conocía vuestra madre, aunque hace tiempo que no la veo y cuando la dejé ya resultaba todo muy alargado.

      Bones estaba muy bien al principio, con la dinámica entre ellos y el humor presidiéndolo todo, pero ya no da mucho más de si la cosa.
      Resulta simpático un titulada Grimm, tiene coartada fantástica y ningunas pretensiones. La estuvo poniendo Cuatro una temporada.

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